La mayoría de la gente utiliza la misma almohada por años, restándole importancia a su estado y alargando el momento de su reemplazo, algo que, generalmente por desconocimiento, se convierte en un mal hábito. Es importante saber y tener presente cuando debemos cambiar nuestra almohada, para que su uso continuado no desencadene efectos negativos en nuestro cuerpo. Te explicamos que factores debes tener en cuenta para que esto no ocurra.
Elegir la almohada adecuada y mantenerla en perfectas condiciones, es fundamental para mejorar la calidad del sueño y nuestro estado de salud. Un buen apoyo de las cervicales, cabeza y hombros nos asegurará una posición correcta y relajada de nuestra musculatura cervical, lo que se traduce en un mejor descanso, que, en consecuencia, favorece nuestro bienestar, ánimo y rendimiento en el día a día. La composición y calidad de los materiales, el uso y el mantenimiento de la misma determinarán su vida útil.
A la hora de descansar lo idóneo es respetar la posición natural de la columna vertebral. Para ello, tanto el colchón como la almohada han de tener una serie de características que nos permitan adoptar una postura correcta. La almohada adecuada será la que nos resulte más ergonómica y adaptable a nuestra cabeza y cuello. Dependiendo de nuestros hábitos y posición a la hora de dormir, tendremos que decantarnos por un tipo de almohada u otra, teniendo en cuenta su firmeza y altura, para que nos ayuden a conseguir la alineación vertebral y relajación muscular que necesitamos para una calidad de sueño óptima.
Diversos estudios médicos y científicos coinciden en que la salud está estrechamente relacionada con el sueño, por lo que dormir de forma inadecuada puede desencadenar una serie problemas físicos que pueden afectarnos en nuestra vida cotidiana. Si el cuello se encuentra en una posición antinatural por varias horas, se producirá una distensión muscular y un malestar que también afectará al resto de la espalda, produciendo dolor lumbar y cervical, tensión en el cuello, e incluso puede acarrear una contractura muscular aguda. Nuestra cabeza también puede verse afectada con episodios de vértigos, jaquecas o migrañas, que repercutirán en nuestro rendimiento.
No existe una fecha estándar para hacer un cambio de almohada, pero los expertos sí recomiendan renovarlas cada dos años por dos motivos:
No obstante, la durabilidad de una almohada depende de su material y, sobre todo, de la calidad del mismo.
Las almohadas de fibra se pueden lavar fácilmente, lo que posibilita mantener las condiciones de higiene. Sin embargo, la fibra se va apelmazando con el tiempo, generando una pérdida de volumen y altura. En cambio, las almohadas de viscoelástica tienen una mayor firmeza y durabilidad, pero es mucho más complicada su limpieza, ya que no pueden lavarse, siendo una funda impermeable su mejor aliada. Una almohada viscoelástica de calidad puede mantener sus características hasta tres o cuatro años.
¿Cómo valoramos si nuestra almohada ha perdido sus características? Una inspección visual siempre nos va a resultar esclarecedora. Si observamos que la almohada presenta deformaciones, abultamientos, su volumen no es el mismo que cuando la adquiriste o no recupera su forma original cuando la doblas o manipulas, es hora del cambio. Si habitualmente te despiertas con dolores de espalda o malestar, quizá sea otra señal que indique que la vida útil de tu almohada ha llegado a su fin. Además, el uso prolongado de las mismas, puede provocar el incremento de alergias o incluso favorecer episodios de asma.
Nuestra anatomía y posición a la hora de dormir determinarán el tipo de almohada que más nos conviene, teniendo siempre presente que tengan el volumen adecuado para poder reposar sin problema el espacio de nuestras cervicales.
Para acertar en nuestra elección de una nueva almohada tendremos en consideración la forma en la que dormimos, los diferentes tipos que existen, así como el material con el que están fabricadas.
En cuanto a materiales, los rellenos más comunes son la fibra y la viscoelástica.
La calidad del sueño es algo que tenemos que tener muy presente para mantener y mejorar nuestra calidad de vida. Para ello, tan importante es elegir la almohada correcta como tener en consideración su vida útil. Ahora ya sabes cuando debes cambiar la almohada, solo tienes que ponerlo en práctica cuando llegue el momento.
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